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Aires nuevos en las viejas banderas

Tuvieron que pasar 182 años en una de las pocas democracias plenas que existen en el mundo para que una mujer llegara a la presidencia del partido más viejo del Uruguay y uno de los más antiguos del mundo.

Desde el 16 de abril, la escribana Beatriz Argimón preside el Honorable Directorio del Partido Nacional del Uruguay, máximo órgano de conducción política de este partido bicentenario, integrado por los principales dirigentes políticos de esta colectividad que emergen de la convención nacional que cada cinco años deposita en ellos el poder de conducirlo.

Este paso que da hoy el partido blanco, en alusión a la divisa de ese color que en 1836 llevaban los seguidores del presidente Manuel Oribe con la inscripción «Defensores de las Leyes», representa un mojón en la historia de esta colectividad que durante la mayor parte de su longeva existencia ha estado en la oposición, y que ha sido siempre un actor fundamental en la construcción de la identidad nacional y de la institucionalidad de la República.

El momento también es histórico ya que la flamante presidenta asume la conducción de un partido posicionado como fuerte candidato a ganar las próximas elecciones nacionales, compitiendo de igual a igual con el actual partido de gobierno. Asimismo, se trata de una fuerza política con una fuerte presencia en el interior del país, que tiene el desafío por delante de acortar las distancias entre Montevideo y el Interior profundo (distancia que, por cierto, tiene sus raíces en la historia misma del partido) y replicar las reiteradas victorias electorales de los departamentos del interior en la capital.

Esta puntualización no es casual y la nueva presidenta deberá tenerlo muy presente a la hora de tomar las riendas de un partido que aspira a llegar al poder y que, ciertamente, puede hacerlo.

Ante este escenario que ilusiona a los nacionalistas, esta designación servirá, sin dudas, para posicionar al Partido Nacional en la vanguardia de los temas que ocupan la agenda nacional. Su trayectoria como parlamentaria le aporta la experiencia necesaria en este sentido, habiendo sido electa como representante nacional en reiteradas oportunidades y habiendo sido la primera mujer nacionalista reelecta en períodos consecutivos.

Asimismo, Argimón tiene un largo camino transitado en la defensa de la mujer, la igualdad de derechos y oportunidades y la defensa de la diversidad de género. Era hora ya de que el viejo partido de los caudillos de los siglos pasados abriera sus puertas y sus ventanas para que entrara un aire nuevo, limpio y fresco a barrer y tirar abajo viejos dogmas y estructuras de otros tiempos, que nada tienen que ver con la realidad que vivimos hoy en día.

La tarea no es sencilla pero todo parece indicar cuál es el camino elegido por la nueva presidenta quien, en uno de sus primeros actos como conductora del Directorio visitó a la Comisión Nacional de Jóvenes del Partido, dándole su apoyo y reforzando un vínculo que ya había sabido construir desde su anterior rol como presidenta del Centro de Estudios «Josefa Oribe» dentro del Partido Nacional y como secretaria del Honorable Directorio.

La cuestión parece ser bien clara. El país atraviesa situaciones que generan incertidumbre en la población; temas como la seguridad pública, la educación, la salud, la violencia de género, el desempleo y las relaciones internacionales han dividido al partido de gobierno que, aunque sigue siendo fuerte, comienza a mostrar grietas y divisiones internas muy marcadas que nada bien le hacen al país. Asimismo hemos sido testigos en el último tiempo de casos de corrupción y cuestionamientos éticos que han afectado a todos los partidos y que demandan decisiones firmes, sin titubeos y severas que contribuyan a fortalecer las instituciones que nos son tan caras a los uruguayos.

En este sentido, estamos convencidos de que Beatriz Argimón podrá (y deberá) aportar un enorme diferencial desde la conducción del Partido al clima de polarización que vive la sociedad uruguaya y sobre todo la política. Al grito, podrá aportar serenidad; al extremismo, podrá aportar ecuanimidad; al machismo, opondrá igualitarismo; y a quienes buscan romper deberá anteponer una actitud conciliadora y constructiva como lo supo hacer desde el Parlamento, siendo una de las parlamentarias fundadoras de la Red de Mujeres Políticas y de la Bancada Bicameral Femenina, construyendo espacios superadores de las diferencias políticas en los hechos y no en el discurso, y contribuyendo a instalar en el debate temas en los que nos jugamos demasiado como sociedad, como son la igualdad y la violencia.

En definitiva, la oportunidad que tendrá el Partido Nacional de cara a las elecciones del próximo año son enormes, pero enormes son, también, los desafíos internos y las transformaciones que debe encarar para volver a convencer y a enamorar con un proyecto político que refleje el tiempo que vivimos. El primer paso fue dado y la vieja dirigencia da un paso al costado de la conducción partidaria para permitir que la locomotora siga por la vía con una nueva fuerza y con aire juvenil, fresco, con el buen humor y con todo el cariño que Beatriz Argimón ha demostrado por esta colectividad. Es el tiempo de sacudir la modorra de las estructuras del viejo Partido Nacional y que nuevos vientos agiten las viejas banderas; el país lo necesita

Diego Silveira Rega | @Diegosilveirar Uruguayo. Miembro de la Red Humanista por Latinoamerica

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