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Costa Rica registra el primer éxito en la lucha contra la pandemia


El 6 de marzo se confirmó el primer caso de corona en Costa Rica. El Gobierno introdujo rápidamente medidas exhaustivas. Solo diez días después de la primera aparición del virus, se declaró la emergencia nacional. Cincuenta días después de la primera infección, se puede hacer un balance preliminar, cautelosamente positivo, con respecto al manejo de la crisis. Hasta ahora, ha sido posible evitar una propagación exponencial de la enfermedad y reducir el aumento de los casos de COVID-19 entre 0,5 y 2 % por día. La tasa de mortalidad es la más baja del continente. El 17 de abril se registraron por primera vez más pacientes curados que nuevas infecciones. El número de casos activos ha ido disminuyendo desde entonces. ¿Cómo se las arregló Costa Rica para aplanar la curva?

Además del sólido sistema de atención de la salud, los factores clave del éxito fueron la respuesta rápida y coherente del Gobierno, la buena cooperación interinstitucional de las diversas autoridades y el amplio cumplimiento de las directrices por la población. Los actores destacados de esta crisis son el ministro de Salud, Daniel Salas, y el presidente de la Caja Costarricense de Seguridad Social (CCSS), Román Macaya, quienes han demostrado un manejo convincente de la crisis. El ministro de Salud incluso ya está siendo considerado como candidato para las elecciones presidenciales de 2022.

El presidente Carlos Alvarado ha concedido a los expertos una gran libertad de acción en la gestión político-sanitaria de la crisis. Por su parte, se centra en la coordinación de la cooperación entre las diversas oficinas estatales, trabaja con los agentes relevantes en la adopción de medidas para mitigar el impacto económico y social, y representa los intereses de Costa Rica ante las instituciones multilaterales.

#Aplanandolacurva: Las medidas contra la propagación del virus

El principal recurso de Costa Rica en la lucha contra la pandemia es su sólido sistema de salud, que se encuentra entre los mejores de América Latina. La Caja Costarricense de Seguro Social tiene hospitales en todo el país y cuenta con más de 50.000 empleados, es decir, un empleado cada cien habitantes. Con 79,6 años, la población costarricense tiene la mayor esperanza de vida de América Latina. Además, las instituciones estatales están entre las más desarrolladas del subcontinente.

En Costa Rica se aprovechó el retraso en la llegada del virus para prepararse para la pandemia, basándose en la experiencia internacional. La declaración de emergencia nacional significó también el cierre de fronteras el 16 de marzo. Esto significa un gran perjuicio para un país cuya economía depende en gran medida del turismo. La vida pública se redujo al mínimo. Los funcionarios públicos fueron enviados a realizar sus tareas desde sus hogares y se pidió al sector privado que siguiera este ejemplo. Las playas y los parques nacionales fueron clausurados y las escuelas cerradas. Al mismo tiempo, el país se abstuvo de imponer un toque de queda total y se concentró en restringir el tráfico de vehículos, especialmente de noche. Durante la Semana Santa se prohibió completamente la circulación para evitar que los costarricenses se trasladaran a las playas con sus familias durante la principal temporada turística.

La población se ha comportado en forma disciplinada. Según una evaluación de los datos de telefonía móvil, la frecuencia de las visitas a tiendas, centros turísticos, playas y parques en Costa Rica disminuyó entre un 82 y 84 %, lo que es comparable a las cifras de Perú, pero sin el toque de queda que rige en el país andino.

Costa Rica también apuesta a una estrecha cooperación con las instituciones multilaterales. Por ejemplo, la iniciativa Access to COVID-19 Tools (ACT) Accelerator de la OMS, que tiene por objeto proporcionar un mecanismo de acceso a las tecnologías relevantes en la lucha contra la propagación del virus, fue propuesta por Costa Rica.

Además de la aplicación rigurosa de medidas para contener la pandemia, Costa Rica se benefició de varios otros factores. En comparación con Europa, la población de Costa Rica es joven. La edad media es de 31,3 años, en comparación con los 42,9 años de la Unión Europea. El clima cálido del país tropical también puede haber jugado su rol en la lucha contra la propagación del virus. Los expertos también establecieron un vínculo entre la obligatoriedad de la vacuna BCG contra la tuberculosis en Costa Rica y la baja propagación del virus y la tasa de mortalidad.

Repercusiones sociales y económicas de la pandemia

También en Costa Rica la dimensión de la política sanitaria compite con la de la política económica. Ya antes del brote de coronavirus la economía se encontraba en un estado precario. En el último trimestre de 2019 el desempleo alcanzó al 12,4 %. Aunque el gobierno de Alvarado logró aprobar una reforma tributaria largamente esperada, los resultados aún no se reflejan en las finanzas públicas: a fines de 2019 el déficit presupuestal era de casi 7 %. Recién en febrero Moodys bajó la calificación de la solvencia de Costa Rica de B1 a B2.

Debido a las medidas adoptadas para contener el virus, muchos sectores de la economía se encuentran ahora en un punto muerto. El Banco Mundial predijo que el producto interno bruto del país caería 3,3 %. Los analistas financieros predicen además un 16 % de desempleo para finales de año. Numerosos costarricenses se han quedado sin empleo en el curso de la crisis; 1.130 empresas han suspendido temporalmente los contratos de trabajo de sus empleados y otras 705 tuvieron que reducir las horas de trabajo de su personal.

El turismo ha sido particularmente afectado. Se calcula que solo en abril de este año este sector perdió 365 millones de dólares debido al cierre de fronteras. El 13 % de los empleos están en la industria del turismo. Según estimaciones empresariales, unas 400.000 personas que trabajan directa o indirectamente en el sector (por ejemplo, en restaurantes y proveedores) ya han perdido sus empleos.

Para casi un millón de costarricenses que tenían empleo informal antes del brote de la pandemia, la situación es aún más precaria. Los migrantes se ven especialmente afectados por la crisis, ya que están representados de manera desproporcionada en el sector informal.

Es probable que la crisis exacerbe aún más el alto nivel de desigualdad social. Si bien las personas con trabajos de oficina bien remunerados pueden seguir trabajando desde su casa, las personas de bajos ingresos perdieron sus trabajos. El cumplimiento de las medidas de cuarentena e higiene también es mucho más desafiante para el 21 % que viven en la pobreza. Hay 104.000 hogares que no tienen acceso a agua y electricidad, y 15 % de las casas ocupan menos de 40 m². Solo un poco más del 50% de los hogares más pobres tienen acceso a Internet, que es actualmente un factor clave no solo para trabajar sino también para acceder a los servicios institucionales.

Medidas para aliviar la crisis económica

La rápida respuesta de Costa Rica a la pandemia fue posible gracias a maratónicas sesiones de la Asamblea Legislativa. Aunque se permite que las comisiones se reúnan digitalmente, esto no se aplica a la promulgación de leyes en régimen de plenario, ya que esto no está previsto en la Constitución. Por esta razón, los diputados se reúnen ahora en el mucho más espacioso auditorio del Museo de los Niños. Sin embargo, si un miembro del Parlamento se contagiara de COVID-19 y la Asamblea Legislativa fuera puesta en cuarentena, la consecuencia sería la suspensión de la actividad legislativa. Por esta razón, las leyes para mitigar las consecuencias de la pandemia son aprobadas en tiempo récord. Esto ha dado lugar a críticas de algunos parlamentarios, que subrayaron la falta de tiempo para analizar las iniciativas legislativas introducidas por el Gobierno.

Entre estas medidas están:

  1. moratoria de tres meses para el pago de varios impuestos, incluyendo el impuesto sobre el valor agregado, el impuesto a la renta y el impuesto a las importaciones;

  2. suspensión provisoria de la aplicación de la reforma fiscal de 2018 para cuatro instituciones que desempeñan un papel central en la lucha contra la pandemia;

  3. puesta en marcha del programa estatal de fondos no reembolsables Bono Proteger, que proporciona hasta el equivalente a 200 euros mensuales durante un período de tres meses a familias que hayan perdido sus ingresos debido a la pandemia;

  4. puesta en marcha del programa estatal Alivio, que tiene por objeto prestar ayuda de emergencia a las pequeñas y medianas empresas más afectadas por la crisis, con fondos de emergencia no reembolsables;

  5. inversión en grandes proyectos de infraestructura, en particular, para la construcción de carreteras.

También se instruyó a los bancos estatales para que amplíen los plazos de reembolso de los préstamos. Además, El Banco Central reaccionó bajando el tipo de interés de referencia.

Si bien existe un amplio consenso entre los partidos políticos respecto a las medidas para combatir la pandemia, aumenta la crítica del manejo de la crisis económica desde la oposición y círculos de expertos. El expresidente y economista de Berkeley, Miguel Ángel Rodríguez, por ejemplo, hace un llamamiento a una mirada de largo plazo respecto a la política económica y advierte que no se deben gastar de golpe los fondos puestos a disposición por las instituciones internacionales. Los expertos critican además que las medidas actuales solo posponen la crisis y no alivian suficientemente la carga sobre pequeñas y medianas empresas. La oposición critica la falta de una estrategia global y afirma que se trata de múltiples medidas superficiales u puntuales de carácter únicamente paliativo.

Innovación e improvisación: el camino costarricense

Costa Rica ha demostrado agilidad y espíritu de innovación en la lucha contra la pandemia. Para esto son de relevancia central los expertos a los que puede recurrir, en particular, en el campo de la tecnología médica. La estrecha cooperación entre instituciones privadas y gubernamentales ha dado lugar a soluciones innovadoras, que van desde el desarrollo de equipos de protección mediante impresoras 3D hasta el establecimiento de un hospital especializado en casos de COVID-19 en solo once días.

Por ejemplo, la fábrica nacional de licores FANAL convirtió su producción de aguardiente en desinfectante en pocos días, y este fue distribuido a los hogares por el servicio postal de Costa Rica. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) también se adaptó rápidamente y estableció un servicio de entrega de medicamentos a los grupos de riesgo.

Debido a la escasez mundial de respiradores, los equipos de investigación del Instituto Tecnológico de Costa Rica y la Universidad de Costa Rica están desarrollando conjuntamente respiradores que pueden fabricarse de manera rápida y económica.

El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica también está a la vanguardia del desarrollo de un fármaco contra el virus utilizando el plasma de pacientes COVID curados.

Debido a la escasez de dispositivos de testeo, Costa Rica decidió reducir su dependencia de los proveedores extranjeros también en esta esfera. El 23 de abril se anunció que el país desarrollará sus propias pruebas para el diagnóstico de COVID-19 bajo la dirección del Centro Nacional de Innovación Biotecnológica (CENIBiot) y en colaboración con la ONU.

Desafíos

A pesar de los enfoques positivos y los logros iniciales, Costa Rica sigue enfrentándose a enormes retos.

En Nicaragua, país con el que comparte la frontera norte, hasta ahora apenas se han adoptado medidas contra la pandemia. Mientras los países vecinos ya habían tomado amplias medidas de cuarentena, el gobierno autoritario de Daniel Ortega organizaba manifestaciones masivas y pedía dar la bienvenida al turismo internacional. La frontera entre Costa Rica y Nicaragua es permeable. En épocas normales, semanalmente cientos de nicaragüenses cruzan hacia el próspero país vecino. A pesar del aumento de la fuerza policial y del uso de drones para la vigilancia, el cierre completo de la frontera difícilmente será posible. De esta forma, incluso si Costa Rica lograra contener la pandemia, seguiría existiendo un alto riesgo de que el virus volviera al país desde Nicaragua.

Otro factor que inhibe a Costa Rica en la lucha contra la crisis es la tenaz burocracia, debido a la cual los programas de ayuda anunciados solo se han puesto en marcha lentamente. Por lo tanto, los desembolsos del fondo Bono Proteger no se esperan hasta mediados de mayo. Hasta entonces, cientos de miles de costarricenses permanecerán sin ningún ingreso.

Sin embargo, el principal reto es financiar las medidas manteniendo la estabilidad macroeconómica. El margen de maniobra financiera de Costa Rica es muy limitado, debido al difícil punto de partida. El país depende del apoyo de las instituciones internacionales.

Aunque Costa Rica ha logrado aplanar la curva, los expertos señalan que la pandemia está lejos de ser controlada. Por otro lado, la baja tasa de infección significa baja inmunidad en la población. En vista de la difícil situación económica y de la baja tasa de infección, se hizo una primera flexibilización de las medidas. Los expertos en salud están emitiendo ahora urgentes advertencias de los peligros de un rápido retorno a la normalidad, que podría significar una nueva ola de COVID-19 en las próximas semanas.

Traducción: Manfred Steffen

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