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Democracia latinoamericana en riesgo: extremos asfixiantes y centro político débil*

* Este artículo fue premiado con mención especial en el concurso de artículos breves «¿Por qué votan a los extremos? ¿Cómo fortalecer el centro político?» organizado por Diálogo Político en 2019.

La insatisfacción popular con la democracia desplaza los votos hacia los extremos, causando incluso la desaparición del centro. Así, se prepara el escenario para la aparición de outsiders, en su mayoría populistas a costa del detrimento democrático.

El Informe 2018 de la Corporación Latinobarómetro presenta un indicador sobre la satisfacción de los habitantes con la democracia en América Latina. De acuerdo con éste, la insatisfacción ha alcanzado una cifra preocupante, que pasó, de 51% en 2008, a 71% en 2018. Escenarios como estos propician la elección de candidatos que quiebran el establishment o más bien que dan espacio a los radicalismos. Entonces, debe entenderse por qué los extremos se convierten en la opción predilecta mientras el centro político agoniza.

El inicio del siglo XXI vino acompañado del giro a la izquierda latinoamericano. Para entenderlo es preciso conocer qué ocurrió previamente. A finales de 1980, la alta deuda externa, la inflación descontrolada y el bajo crecimiento económico fueron el común denominador en México, Brasil, Perú, Argentina, etc. Esto requirió de la implementación de políticas de ajuste neoliberal casi a nivel regional. Ese proceso estaba mayoritariamente a cargo de partidos del centro político. Los planes de ajuste económico incluían privatizaciones, liberalización del comercio exterior, reducción del tamaño del Estado, etc. Estas reformas efectivamente trajeron crecimiento económico y controlaron la inflación. No obstante, a nivel social y político se evidenció la falta de capacidad de adaptación de los partidos de centro, puesto que el plan de ajuste tuvo altos costos en desempleo y niveles de pobreza. De esta forma, el descontento social aumentó y se pedía la adopción de nuevas políticas económicas de ajuste y austeridad.

Frente a esta falta de adaptación del centro y de representación a las demandas de la población, surgieron políticos y partidos outsiders. Ante la inconformidad con el centro político, muchos dirían que la opción es por candidatos radicales para cambios radicales. Aquellos políticos outsiders son un factor de riesgo porque es allí donde se arraiga el individualismo y esa adoración casi religiosa a una única figura. María Esperanza Casullo y Flavia Freidenberg (2014) resumen el viraje a la izquierda en América Latina y el ingreso de outsiders al gobierno, en el cuadro siguiente.

Fuente: Casullo y Freidenberg (2014).

Es importante considerar lo antes expuesto porque ya no es una cúpula militar la que toma el poder, sino que, dentro del mismo sistema republicano, algunos personajes se han perpetuado después de contiendas electorales y han debilitado a las instituciones y con ello a la democracia representativa.

La polarización en el espectro político puede desencadenar dos posibles escenarios: el primero, unir contra el sistema a las fuerzas extremistas de izquierda y de derecha; el segundo, el enfrentamiento irreconciliable de los extremos, que podría resultar en el resurgimiento del fascismo y el comunismo, o de sociedad conservadora versus ruptura revolucionaria.

A veces entender a los partidos de centro y algo (centroizquierda y centroderecha) resulta difuso. El centro puede considerarse como esa tercera opción entre izquierda y derecha. En situaciones precrisis, el centro es ese espacio de compromiso que le quita toda representatividad a los extremos. Sin embargo, en momentos de crisis, el centro tiende a desaparecer y los extremos se fortalecen. Luis Verdesoto (1982), en su artículo «Democracia y centro político en América Latina», afirma que «los extremos personifican al proceso en deterioro y al nuevo proceso». En el nuevo equilibrio que se genere, el centro debe ganar espacio y no podrá ser igual al que era en el periodo de crisis y antes de esta. Es allí cuando debe adaptarse y proponer un proyecto modernizador que no deje de lado las necesidades económicas ni las demandas sociales.

Verdesoto menciona que los partidos de centro ofertan coherencia y eficiencia articulada a la coyuntura de la demanda popular. Por el contrario, el populismo es irracional por las demandas populares sobre las que se levanta y las expectativas que genera. Dice Verdesoto: «[El centro] racionaliza el discurso interpelador de la masa. La estructura del discurso centrista hace perder los atributos críticos a la demanda popular». Él propone que el centro político sea el «interlocutor de las demandas democráticas apropiadas por las masas a través de la oferta de proyectos modernizadores de la institucionalidad política y de reforma económica y social». A esto hay que sumarle un consenso pluriclasista, que permita alcanzar el equilibrio político.

Aclara Verdesoto que los partidos de centro no solo son espacios de alianzas, sino que ofrecen direccionamiento a la fracción del movimiento popular que se encuentra vinculada a la organización, para darle unidad ideológica y rol político. Un ejemplo de que el consenso pluriclasista y multipartidario es posible, es el caso de España con el llamado Pacto de la Moncloa en su transición democrática. En 1977, en las primeras elecciones después de la Guerra Civil, la Unión de Centro Democrático alcanzó la mayoría absoluta y formó el gobierno para la reconstrucción de España, estableciendo así los cimientos para la potencia económica mundial que es hoy.

En conclusión, los partidos de centro nacen para corregir los excesos de las principales corrientes políticas de extrema derecha y extrema izquierda. Su tarea es crear una zona de estabilidad en relación con la demanda y oferta social. Por ello, el consenso multipartidario es necesario, pero el desafío del centro político radica también en desarrollar una alta capacidad de adaptación y consideración a las presiones de varios sectores sociales que quizás no se sienten representados y buscarán cambios drásticos o quebrantamiento del statu quo en partidos que no sean los tradicionales.

Bibliografía

Corporación Latinobarómetro (2018). Informe 2018.

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