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El veto a la paz


El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) tiene la responsabilidad primordial de la paz y la seguridad internacional. Pero el derecho de veto de los cinco miembros permanentes es cada vez más un gran obstáculo para cumplir esa misión.

Era en junio del año 1945, poco después del fin de la segunda guerra mundial, cuando se aprobó la Carta de las Naciones Unidas (ONU). Fue el nacimiento de una organización internacional extraordinaria que hoy tiene 193 Estados miembros. Su objetivo desde ese momento: salir de la ruina que dos guerras mundiales habían dejado y garantizar que eso nunca vuelva a repetirse.

El Consejo de Seguridad, el órgano central de la ONU, tiene la responsabilidad primordial de la paz y la seguridad internacional. Por su Carta, los Estados miembros están obligados a cumplir sus resoluciones. Se pronuncian sobre las partes en conflicto, sancionan violaciones de los derechos humanos y el derecho público internacional y permiten una intervención humanitaria. No existe otra institución con esa competencia que esté habilitada a intervenir en la soberanía de sus Estados miembros.

Los miembros permanentes (P5)

China, Rusia, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, las cinco potencias victoriosas de la segunda guerra mundial, son los P5 (en inglés: 5 Permanent Members), los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Lo que diferencia a los P5 de los otros diez miembros elegidos es el derecho de veto. Fue instalado para garantizar que el Consejo de Seguridad toma decisiones por consenso. Cuando se creaba la carta de las Naciones Unidas el mundo se fue encontrando en un estado de shock poco después de la segunda guerra mundial. Predominaba un profundo deseo de consenso y la suposición de que los grandes poderes querían hablar con una sola voz, lo que le daría gran fuerza y peso político. Además, se quiso garantizar que los P5 pudieran influir por igual en las decisiones. Por esta misma razón, en muchos otros organismos internacionales las decisiones también se adoptan por consenso.

La vida y la muerte

La intención detrás de la regla del veto y el principio de consenso no estaba mal pensada, pero tampoco resulta ideal. Trae consigo problemas relacionados con la gran responsabilidad que asume el Consejo de Seguridad. Toma decisiones sobre casos de crisis, conflictos violentos o guerras. Así que no es poco frecuente que decide sobre la vida y la muerte.

Sobre todo, es importante que toma sus decisiones rápidamente para ayudar a las personas afectadas. Por ejemplo, a la población civil en la guerra civil en Siria. Las resoluciones propuestas por el Consejo de Seguridad con respecto a esta situación son vetadas por Rusia y, a veces, también por China. Igualmente, los otros miembros no adoptan las resoluciones formuladas por Rusia. Son situaciones de bloqueo (Eisentraut, 2016, p. 2) que ilustran que la ONU interviene con sus mismas reglas. En consecuencia, no es capaz de actuar efectivamente y cumplir su responsabilidad (Eisentraut, 2016, p. 4).

El bloqueo

Este bloqueo es el resultado del endurecimiento de los frentes en la política internacional. Los cinco miembros permanentes tienen diversas alianzas e intereses contradictorios. Debido a esta complejidad de las relaciones internacionales es casi imposible lograr un consenso. Por lo menos, es muy difícil lograrlo con la rapidez necesaria. A este respecto, también se puede observar cada vez más la instrumentalización del derecho de veto. Los P5 utilizan su voz para impedir resoluciones que van en contra de sus intereses nacionales. En el caso de Siria, Rusia pone su veto a las resoluciones que sancionan al régimen de Bashar al-Assad, porque el presidente de Siria es su aliado. De esta manera, socavan el principio central de la ONU como una organización internacional: tomar decisiones objetivas e independientes.

Tomar decisiones en lugar de impedirlas

Teniendo en cuenta estos problemas, se plantea entonces la cuestión de por qué sigue vigente el derecho de veto en el caso especial del Consejo de Seguridad. ¿No sería mejor abolir el derecho de veto y tomar decisiones por mayoría? Los beneficios conferidos por esa medida serían diversos. Primero, las voces de los miembros elegidos ganarían influencia. Segundo, ya no sería posible impedir una resolución solamente por una voz en contra. Tercero, la instrumentalización del órgano no sería tan fácil. Finalmente, se adoptarían las resoluciones más rápidamente y así podría ayudarse efectivamente y a tiempo a las personas afectadas.

Hoy nos encontramos en 2019; graves conflictos violentos en varias regiones tienen la potencialidad de volverse una amenaza global. Si queremos una comunidad global fuerte y responsable, e impedir que se repitan las guerras mundiales, hay que lograr un Consejo de Seguridad capaz de actuar.

Fuentes

Auswärtiges Amt (s. f.). «Hintergrund: Das Vetorecht» [Antecedentes: el derecho a veto], Auswärtiges Amt. Recuperado de ‹https://www.auswaertiges-amt.de/de/aussenpolitik/internationale-organisationen/uno/01-grundlagen-uno/01-sicherheitsrat-veto/274862›.

Eisentraut, S. (2016). «Sicherheitsrat der Vereinten Nationen: Neue Reformdynamiken» [Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: nueva dinámica de reforma], SWP-Aktuell, 2016/A 79, diciembre. Recuperado de ‹https://www.swp-berlin.org/fileadmin/contents/products/aktuell/2016A79_ett.pdf›.

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