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El árido rompecabezas del manejo del agua

Cuando hablamos del agua, hablamos de vida. Es parte esencial de nuestra composición y asegura nuestra existencia. Es un elemento fundamental para casi todos los procesos de la naturaleza y un recurso indispensable para las actividades humanas, desde lo más básico como quitar la sed, cultivar alimentos y sanidad. La degradación ambiental está afectando la disponibilidad y calidad del agua, acompañada de la producción descontrolada de bienes y los patrones de consumo actuales. Sobre todo, si se tiene en cuenta que ya somos 7600 millones de personas y el uso del agua en el mundo aumenta un 1 % anual desde la década de 1980. Esta situación está agravando las desigualdades, los conflictos, e incluso provocando flujos migratorios. Todo esto potenciado por los efectos que está trayendo el cambio climático (Unesco, 2019, p. 1).

México representa un caso paradójico de gestión del agua. Por su posición geográfica está en la línea de los grandes desiertos y la cuarta parte del territorio es árida. En esa zona, donde el agua es escasa, se concentra el 66% de la población y el desarrollo urbano y económico. Mientras que el sur del país tiene una gran disponibilidad de agua pero altos índices de marginación y es la zona de paso de las tormentas tropicales, así que sufre constantemente de inundaciones. En los últimos 70 años, México perdió más de la cuarta parte de sus reservas de agua, en gran parte debido a una mala gestión que ha agravado estas problemáticas:

1) Escasez y sobreexplotación del agua. En los últimos 25 años la política hídrica se centró en asignar y concesionar el agua para actividades productivas agropecuarias, industriales y desarrollos urbanos y hoteleros. Sin embargo, no se revisó la disposición real del agua, lo que está generando sobreexplotación de las reservas subterráneas, que no se están recargando y representan el 50 % del suministro para la industria y el 70 % para las ciudades.

2) Mala distribución, desigualdad y conflictos. En México, 3 millones de personas carecen del servicio de agua potable y 22 millones no tienen acceso a servicios de drenaje (INEGI, 2005). Sin embargo, la asignación del recurso favorece a los poderes económicos y políticos, y está generando conflictos. En gran parte ello se debe a que se aprueban obras públicas o privadas sin respetar la disposición real de agua y se termina por restringir el uso del recurso a las personas que habitaban estas zonas desde antes. Esta situación ha llevado a las comunidades a defender sus territorios, a través de procesos legales, protestas o en algunos casos hasta por medio de las armas.

3) Contaminación. Más del 70% de los cuerpos de agua del país se encuentran contaminados, en gran parte debido a las descargas —muchas veces sin control— de la minería, la agricultura, las ciudades y, sobre todo, de las industrias. No existe un verdadero control de las autoridades ni tampoco responsabilidad social de las industrias para remediar las descargas de aguas toxicas. La situación ha pasado de ser un desastre ecológico a una crisis social y de salud pública.

4) El confuso entramado de la gestión del agua. En México el agua es propiedad de la nación y su administración se realiza a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Sin embargo, los servicios públicos de agua y saneamiento son responsabilidad de cada uno de los 2438 municipios del país. Esta situación ha generado una descoordinación entre autoridades y el manejo del agua se ve afectado por intereses políticos y económicos.

México es un ejemplo representativo de un modelo inadecuado de gestión del agua. Sin embargo, se trata de un problema mundial creciente. Las malas prácticas y las consecuencias se repiten de forma similar en todo el mundo. Cada vez es más evidente la necesidad de romper con el ciclo vicioso del manejo lineal del agua: extracción, distribución, uso y desecho. Enfoque que ha permitido el derroche, la sobreexplotación y la contaminación. Para modificarlo se propone implementar las siguientes acciones que lleven a una gestión integral del agua:

  1. Generar campañas de concientización y apropiación de tecnologías para ahorrar agua.

  2. Las ciudades e industrias deben aprovechar al máximo los recursos disponibles como el agua de lluvia y las aguas residuales tratadas.

  3. Evitar y sancionar la contaminación y exigir la reparación del daño causado.

  4. Proteger y resguardar los ecosistemas que generan agua y retribuir a quienes los cuidan.

  5. Exigir a los gobiernos que cumplan su papel de control y regulación por medio de políticas efectivas para sancionar los actos ilegales (Unesco, 2019).

  6. Generar esquemas de financiamiento y que en los presupuestos públicos y privados se asignen partidas para promover la eficiencia, la reutilización y la recirculación del agua. Que se tengan esquemas de incentivos económicos y fiscales.

El manejo del agua es uno de los grandes desafíos ambientales que tenemos como especie. Se trata de un problema muy grave, por no decir dramático. Con el agua no se juega. No es una mercancía, ni un bono de inversión. Es un recurso fundamental para la vida y su conservación. Como sociedad debemos exigirlo no solo a nuestros líderes, también ponerlo en práctica por medio de una utilización consciente en nuestro día a día y en nuestras decisiones de compra y consumo. Cada gota que ahorremos o reutilicemos recuperará el delicado equilibrio del ciclo del agua y nos asegurará su disposición actual y para las generaciones que vienen.

Fuentes

Comisión Nacional del Agua (Conagua) (2016). Estadísticas del agua en México. Ciudad de México: Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI) (2005). II Conteo de Población y Vivienda 2005. Ciudad de México: INEGI.

Jiménez, B., y Galizia, J. (comps.). (2012). Diagnóstico del agua en las Américas. Ciudad de México: IANAS-Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

Jiménez B., Torregrosa, L., y Aguilar, L. (comp.) (2010). El agua en México: cauces y encauces. Ciudad de México: Academia Mexicana de Ciencias.

Mastretta, V. (2017). «Desgobierno del agua», Revista Nexos, julio.

Unesco, WWAP (2019). Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019. No dejar a nadie atrás. París: Unesco.

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