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Histórica jornada electoral en Chile


Una clara mayoría de chilenos opta por una nueva constitución.

En un proceso electoral histórico, el 25 de octubre una mayoría del 78,27 %, frente a un 21,73 %, de los chilenos participantes en el proceso electoral decidieron a favor de elaborar una nueva constitución. Bajo el lema «Vota y elige el país que quieras», se convocó a unos 14 millones de chilenos, mayores de 18 años, a que ejercieran su derecho al voto.

A un año del inicio de los disturbios sociales, el 18 de octubre de 2019, que sacudieron los cimientos de la república andina, con dicho plebiscito la política confía, a la larga, pacificar el país. Millones de chilenos esperan que la redacción de una nueva constitución finalmente los libere de la larga sombra de la dictadura militar de Augusto Pinochet y con ella se pueda remediar la desigualdad social estructural. No obstante, con una participación apenas superior al 50 %, la participación en este plebiscito se mantuvo muy por debajo de las expectativas y solo logró romper, por la mínima, la tendencia a la baja de la participación electoral, desde que se abolió el voto obligatorio hace nueve años.

Votación en condiciones excepcionales

El plebiscito tuvo lugar bajo los términos de una pandemia que, durante meses, ha planteado desafíos extraordinarios en todo el mundo. A lo largo del país, los centros de votación se prepararon para cumplir con las condiciones sanitarias. Desde hace meses, a nivel nacional es obligatorio el uso de mascarillas en los espacios públicos. Fuera y dentro de los locales electorales se colocaron señales para el distanciamiento social. Además, se pidió a las personas que trajeran sus propios bolígrafos de tinta azul y spray desinfectante. En muchos municipios se organizaron servicios de transporte gratuito hacia las mesas de votación. Para los votantes de mayor edad hubo horarios preferenciales por la tarde y se reservaron accesos especiales a los centros de votación.

En los días anteriores al plebiscito, la tensión fue en aumento progresivo. Ambos bandos, a favor («Apruebo») y en contra («Rechazo») de la redacción de una nueva constitución, volvieron a dirigirse a sus partidarios con emotivos anuncios electorales, principalmente a través de las redes sociales. El mismo día de la jornada electoral, el ánimo fue mayormente relajado y tranquilo. La gente cumplió con los protocolos sanitarios y disciplinadamente esperó en fila frente a las mesas de votación. Dadas las circunstancias particulares, los centros electorales estuvieron abiertos desde 8 de la mañana hasta las 8 de la noche.

Tras un tercio de los votos contados, a partir de las 9 de la noche se perfiló claramente el voto a favor de una nueva constitución. Por ello, a las 9:15 p. m. el presidente Sebastián Piñera comparecía ya, con su gabinete completo, ante la sede del gobierno en La Moneda, reafirmando la voluntad inalterable de su gobierno de permitir que el plebiscito dé paso al proceso constitucional. Piñera elogió a sus compatriotas que hicieron de este día una fiesta democrática, al mismo tiempo que los exhortó a un espíritu de compromiso libre de violencia en los meses por venir.

Después de que, muy temprano, se confirmara la sólida distancia entre el «Apruebo» y el «Rechazo», las plazas centrales de muchos distritos en el país se llenaron rápidamente con banderas ondeantes y gente cantando. En la plaza Italia, en el corazón de Santiago, donde hace un año tuvieron lugar los violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, varios miles de personas se reunieron hasta la medianoche para celebrar la victoria del «Apruebo».

Sobre este tema, lea además: Chile: avanzando hacia una nueva Constitución

¿Qué sigue ahora?

En una segunda papeleta, los votantes pudieron indicar cómo debía componerse la asamblea que redactará la futura constitución. En este caso, una mayoría de votantes optó por una «Convención Constitucional» (una asamblea constituyente electa) compuesta por 155 miembros. Los miembros de esta asamblea constituyente serán elegidos el 11 de abril del próximo año y, posteriormente, se reunirán para deliberar.

A partir de mayo deberá comenzar la redacción propiamente dicha de la constitución. Siguiendo el espíritu de Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura chilena, quien dijo una vez: «Tenemos toda una eternidad por delante, pero tenemos poco tiempo para prepararla», la convención constitucional tendrá nueve cortos meses —con tres meses adicionales de prorroga única— para elaborar un texto. Esto significa que a la asamblea constituyente se le ha dado un periodo de tiempo muy limitado, en el cual deberá elaborar una propuesta capaz de obtener la aprobación de al menos dos tercios de la convención. Cuando esta se alcance, la nueva constitución se volverá a presentar al electorado chileno para su votación. Solo entonces, tras su aprobación, la constitución finalmente entrará en vigor.

Congreso Nacional de Chile | Foto: Wikicommons

Congreso Nacional de Chile | Foto: Wikicommons


Perspectiva

El primer paso se ha dado. Lo que comenzó inicialmente con un acto de desobediencia civil frente al aumento de las tarifas de transporte público en la región capital de Santiago, y después rápidamente se transformó en violencia desatada a lo largo del país, encontró hoy un feliz apogeo en el plebiscito del 25 de octubre. Lo que el pueblo chileno nos mostró hoy fue una celebración de la democracia. Bajo las difíciles condiciones de la pandemia, Chile presentó ante el mundo, de una forma impresionante, una constitución republicana y una madurez democrática. Miles de personas celebraron pacíficamente la victoria del «Apruebo» hasta altas horas de la noche.

Mientras que la oposición unificada hizo campaña a favor del «Apruebo», la coalición conservadora del gobierno se dividió en torno a la cuestión de una futura constitución. Sólo el partido conservador nacional, UDI, apoyó unánimemente la campaña del «Rechazo». Aun así, la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, también asumió la derrota de forma deportiva y ya en la tarde electoral dijo que ahora era momento de enviar a la mejor gente a la asamblea constituyente.

Pero incluso la oposición, que en esta noche se anotó la victoria, tampoco debería descansar demasiado. Hoy se ha dado el primer paso de un proceso que requerirá la voluntad de compromiso de todas las partes. La mayoría de dos tercios que debe alcanzarse dentro de la convención constitucional, así como el plazo ajustado de un máximo de doce meses para presentar el proyecto constitucional al pueblo chileno para su aprobación, demanda disciplina y capacidad de diálogo. Además, queda por ver cómo afectará la presión de las calles las deliberaciones constitucionales. Salvo algunas correcciones cosméticas, la legislación nacional apenas ha experimentado cambios significativos.

La victoria del «Apruebo» significa el triunfo de una etapa pero, al principio de esta, las preocupaciones existenciales, los salarios demasiado bajos y los excesivos costos en salud y educación llevaron a la gente a las calles. Estas preocupaciones se han visto agravadas por la pandemia en los últimos nueve meses. Mucha gente tiene grandes esperanzas en la nueva constitución, pero los acontecimientos del año pasado hacen dudar de que esa misma gente tenga la paciencia para esperar los cambios sociales hasta que concluya el proceso constitucional.

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