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Incertidumbre, cambios y aprietos: inicia 2019 en América Latina

¿Qué camino tomar para los complejos problemas que desafían la estabilidad de la región? Muchas interrogantes. En México y Brasil se estrenan presidentes que protagonizaron campañas populistas. Otro grupo de países se somete a elecciones. La crisis migratoria reta a una Latinoamérica que cree cada vez menos en la democracia.

Memorial de América Latina, San Pablo, Brasil | Foto: Fernanda Rocha, vía Wikicommons

Memorial de América Latina, San Pablo, Brasil | Foto: Fernanda Rocha, vía Wikicommons


El año que inicia será particularmente controvertido, como si el 2018 no lo hubiera sido ya. La turbulencia política timoneada por los escándalos de corrupción y el ascenso al poder de dirigentes populistas cuyas campañas electorales estuvieron alimentadas con discursos radicales, introdujeron cambios importantes en el mapa político.

Hace un año atrás era impensable la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México. Tampoco estaba en el pronóstico de ningún analista ni estudio de opinión pública trascendente el triunfo, rotundo y estridente, que tuvo Jair Bolsonaro en Brasil. Ambas aspiraciones fueron tomando forma a principios de 2018, crecieron rápidamente, se posicionaron como favoritas y lograron victorias pasmosas.

Las dos principales economías, y los territorios más extensos de la región son ahora gobernados por hombres que eran parte del espectro político, uno con mayor notoriedad que el otro [1], pero que a partir de una campaña outsider y mensajes controvertidos que despertaron un clima de incertidumbre casi generalizado, instalaron una vieja interrogante: ¿hacia dónde va América Latina?

Este año se espera que las nuevas administraciones de México y Brasil comiencen a desarrollar sus programas de gobierno. Algunas medidas iniciales no solo generan expectativa, sino que amplifican la polarización del debate interno. Ambos presidentes aspiran a introducir reformas relevantes con un apoyo popular histórico. Por ejemplo, AMLO busca cambiar la Constitución para dar marco a un despliegue militar comandado desde el Ejecutivo central mientras Bolsonaro tiene un plan rupturista en temas económicos y sociales: reforma fiscal, flexibilización del uso de armas por parte de civiles e impulso al agronegocio con posibles conflictos con ecologistas defensores de la Amazonía. Los dos mandatarios son partidarios de transformaciones vigorosas promovidas desde el centro de mando.

A pesar de identificarse en polos opuestos del espectro político, AMLO y Bolsonaro tienen en común una tendencia centralista del ejercicio del poder con clara participación protagónica del líder carismático y un espíritu tajante en sus discursos y propuestas iniciales de gobierno. Esto no es menor en una región que tuvo 15 años de una ola progresista caracterizada por el personalismo, por lo que seguro marcará el desenvolvimiento de la política latinoamericana de 2019.

A las urnas

De hecho, se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando. Winston Churchill, 11.11.1947

La democracia encuentra su origen en el voto directo de la sociedad. El pueblo ejerce su soberanía cuando elige a quienes lo representarán en la noble tarea de gobernar. Sin embargo, los latinos creen cada vez menos en la democracia porque no es precisamente noble el adjetivo que acompaña al término en los últimos tiempos. El sistema ha estado fuertemente cuestionado estos años por el enriquecimiento ilícito de miles de políticos, muchos de ellos hoy encarcelados o buscados por la justicia, así como por el despilfarro de la bonanza con la que se inició el siglo o la ineficiente gestión de varias administraciones marcadas por el incremento de la delincuencia, el desempleo y el complicado panorama económico.

Los números del Latinobarómetro 2018 recogen una muestra del poco apoyo que tiene el sistema democrático en la región. En este contexto se desarrollarán varias elecciones, en las que se hace difícil vislumbrar a un favorito prometedor.

En marzo, El Salvador buscará un nuevo presidente. El tema central del debate político, nuevamente, es la lucha contra las bandas delictivas y la emigración que ha producido, desde hace años, la violencia en las calles. En mayo, los panameños renovarán el gobierno nacional estrenando nuevo código electoral y ajustes en el sistema de financiación política. En junio lo hará Guatemala, cuyo presidente actual Jimmy Morales, señalado en diversos casos de corrupción, impulsa la expulsión de la Comisión Internacional Contra la Impunidad de Naciones Unidas.

Octubre será un mes especialmente movido en el área electoral. Tres países deciden su futuro: Bolivia, con la pretendida cuarta reelección de Evo Morales; Argentina, sumergida en complejos vaivenes económicos; y Uruguay, tras 15 años de gobierno de la coalición progresista Frente Amplio, con la inseguridad ciudadana y la desaceleración económica en el centro de la discusión política.

Todos estos países atraviesan sus respectivas turbulencias. Ninguno está a salvo de discursos estridentes emitidos desde el gobierno o desde la oposición.

Migraciones masivas

La agenda política estará atravesada, al igual que en la segunda mitad de 2018, por una crisis migratoria sin precedentes protagonizada en el sur por cientos de miles de venezolanos que huyen de la dictadura de Nicolás Maduro buscando refugio en países vecinos, y en el centro y norte del continente por hondureños, nicaragüenses y salvadoreños que tensionan la frontera entre México y Estados Unidos reclamando la entrada en carácter de refugiados a través de una gigantesca caravana de migrantes.

¿Cómo atender este desafío? ¿En bloque o de forma individual? Hay acuerdos preliminares, el accionar de la OEA, ONU, Acnur, OIM, UE… pero, ¿es suficiente? El norte de Brasil y la frontera colombo-venezolana son zonas de campamentos para refugiados venezolanos. En Tijuana, cientos de migrantes centroamericanos intentan saltar la valla fronteriza hacia Estados Unidos obteniendo como respuesta la reacción de las fuerzas policiales.

En palabras de Marta Lagos, la directora y fundadora de Latinobarómetro, citando a la reina Isabel de Inglaterra, 2018 fue un annus horribilis para la política. ¿2019 será así? ¿Más? ¿Menos?

Nota:

[1] Andrés Manuel López Obrador (13.11.1953). Inició su carrera política en 1970 militando en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México y con cargos políticos en el gobierno de Tabasco, su estado natal. Estuvo en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fue gobernador del Distrito Federal y candidato presidencial en 2006 y 2012. Jair Bolsonaro (21.3.1955). Militar de carrera en condición de reserva. En 1988 inició su vida política como concejal de la ciudad de Río de Janeiro y desde 1990 ha sido congresista federal de Brasil por nueve partidos políticos diferentes durante siete periodos legislativos ininterrumpidos.

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