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Morena: escuela de revolución bolivariana

El apoyo del partido de López Obrador al régimen de Nicolás Maduro ha sido constante y parece formar parte cotidiana de su programa político, por más que sus líderes se empeñen en disfrazarlo bajo el principio diplomático de no intervención.

Los mensajes borrados de la cuenta de Twitter de la embajada venezolana en México

Los mensajes borrados de la cuenta de Twitter de la embajada venezolana en México


Ocurrió el pasado 30 de julio, en el marco de la elección de la Constituyente venezolana, en la Ciudad de México: opositores al régimen de Maduro que protestaban frente a la embajada fueron agredidos por grupos organizados, que llegaron en camiones y que arremetieron contra quienes expresaban su repudio ante un gobierno que poco a poco termina de enterrar lo que queda de democracia en aquel país.

Los agresores pertenecían a grupos de defensa del campo mexicano, de la ocupación ilegal de predios, de taxistas sin matrícula, entre otros, todos brazos de choque y de presión del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena. Arremetieron a gritos y golpes contra los manifestantes, bajo consignas que defendían al gobierno de Venezuela y calificaban a los detractores de perros de Trump.

No es la primera vez que el partido político que preside Andrés Manuel López Obrador demuestra, ya sea de manera pública o privada, su apoyo a Maduro. Inclusive antes, cuando el otrora alcalde de la Ciudad de México arribó a este cargo (año 2000), abrió la puerta para que grupos radicales organizados por representantes del entonces presidente Hugo Chávez operaran en el país.

El escritor mexicano Fernando García Ramírez, colaborador de la revista Letras Libres —dirigida por el historiador Enrique Krauze—, documentó estos hechos desde marzo pasado: van desde instrucción ideológica a jóvenes, apoyos económicos y hasta una demanda no atendida por la autoridad electoral mexicana respecto del posible financiamiento a la campaña presidencial de López Obrador en 2006, cuando militaba en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Otra muestra reciente de cómo Morena ha sido espacio para defender las acciones contra la democracia emprendidas por el régimen de Maduro ocurrió en mayo de este año, en una reunión en la que participó la embajadora de Venezuela en México, María Lourdes Urbaneja, y de la que la cuenta de Twitter de la propia representación diplomática dio nota. «Desde la Escuela de Formación Política del partido Morena, Venezuela expone los alcances de la Asamblea Nacional Constituyente» y «Celebramos el acompañamiento del Partido Morena, su solidaridad y apoyo irrestricto a la Revolución Bolivariana» fueron los tuits que registraron el evento.

Estos mensajes, cabe señalar, fueron borrados de la cuenta @EmbaVenMexico tras desatarse un revuelo en las redes sociales, que retomó y condenó buena parte de la prensa nacional; no toda, porque el diario La Jornada, afín a López Obrador y apologista por años del régimen venezolano, más bien se dedicó a criticar la «intromisión» del gobierno mexicano en asuntos de política interna de otros países, siguiendo la línea adoptada por la entonces canciller Delcy Rodríguez de señalar a México por sus violaciones a derechos humanos, la desigualdad que «compromete el funcionamiento de la democracia» y su «sumisión» a Estados Unidos.

En días recientes, además, ha circulado en redes sociales el video de un evento público donde la secretaria general de Morena, Yedickol Polenvsky, también junto a Urbaneja, señala que «el gobierno de Venezuela es un ejemplo para nuestra América» y solicita a los asistentes: «ayúdennos a hablar de lo grande que es el gobierno chavista». Esto se suma a las declaraciones de febrero pasado —hoy ya rectificadas— del propio López Obrador, cuando en entrevista, ante la pregunta de si la democracia venezolana es mejor que la mexicana, responde un sí enfático que no deja lugar ni a miramiento ni duda alguna.

Morena, sus dirigentes, sus aliados, sus militantes y simpatizantes, es decir, toda su base de apoyo, han dejado en claro que no tienen voluntad de criticar la violencia, los atropellos o las francas violaciones al orden legal y constitucional que se han dado desde hace años en Venezuela. Tampoco tienen objeción alguna en defender al gobierno de Nicolás Maduro ante prácticamente cualquiera de sus decisiones.

Y lo que quizá sea más peligroso para México en el presente y en el futuro: el partido de López Obrador se ha convertido en un espacio donde se justifican y se promueven las acciones que han sumido ese país en crisis política, económica y social, un espacio donde pueden aprenderse los métodos, las argucias y la ideología totalitaria de la revolución bolivariana.

Carlos Castillo | @altanerias Director editorial y de Cooperación Institucional, Fundación Rafael Preciado Hernández. Director de la revista Bien Común.

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