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Sobre el conflicto médico y el trabajo parlamentario en Bolivia

El Código del Sistema Penal promulgado por el presidente en ejercicio Álvaro García Linera nos demuestra que la revolución comenzada hace más de diez años no tiene frenos; que el debate y el diálogo son cosas del pasado neoliberal y prerrevolucionario.

Plaza del Estudiante, ciudad de La Paz | Foto: Wikicommons

Plaza del Estudiante, ciudad de La Paz | Foto: Wikicommons


Al momento de promulgar el Código, García Linera nos demostró el carácter totalitario del Movimiento al Socialismo: «Las cosas están consumadas. He firmado el nuevo Código de Procedimiento Penal. Se acabó el debate, ya no hay nada más que hacer. Hay que aplicar el Código». Por otro lado, nos demuestra el deficiente trabajo parlamentario, no solamente de la oposición, sino también del oficialismo. Aunque este último quede indultado por la historia, debido a que las revoluciones barren con todo lo que tienen enfrente, su accionar siempre será desastroso, tal como lo evidencia Walter Benjamin en su Tesis sobre la filosofía de la historia, donde el Angelus Novus tiene un parecido con el ángel de la historia que avanza sin cesar y, cuando para y observa hacia atrás, ve el desastre acaecido por su furibundo paso.

Los médicos en Bolivia pararon 47 días, debido al artículo 205 del Código del Sistema Penal, que criminaliza la profesión de la medicina. Los días pasaban y la protesta se radicalizaba. Huelgas de hambre y bloqueos de avenidas, de calles y carreteras por profesionales en salud se establecieron en todo el territorio. Empero, esto no parecía molestar en lo más mínimo al Gobierno, que dio un ultimátum a los dirigentes del Colegio Médico de Bolivia: ya que la salud pública depende del Estado, el Gobierno adujo la posibilidad de restituir el servicio a la población a mediados de enero de 2018 con médicos llegados de Cuba y Venezuela. Así se minimizaría el conflicto y se quitaría a los galenos una medida de presión.

El presidente Evo Morales, en vez de realizar una apertura al diálogo, declaró: «No es posible que algunos médicos ya se sientan como confesos en temas de negligencia médica. Cuestionar el artículo 205 del Código significa ser confesos en negligencia médica». Más allá de la retórica del primer mandatario, el Gobierno ha decidido derogar el artículo en cuestión. Esto no ha terminado con el paro del sector salud, sino que ahora el pedido es que se derogue todo el Código del Sistema Penal.

Aunque los médicos tomaron medidas extremas, estas son habituales y casi parte del acervo del folclore nacional. El conflicto va más allá de los médicos, ya que diferentes colegios de profesionales como el de los abogados, los ingenieros, los auditores, los trabajadores de la prensa y el sector del transporte se plegaron a la protesta. Los dirigentes de los profesionales en abogacía mencionan que el Código es un homúnculo, que el artículo 205 no solamente criminaliza la práctica médica, sino a todas las profesiones y oficios. Además, criminaliza la protesta en un artículo denominado «Atribución de los derechos del pueblo». De esta forma avanza la revolución democrática y cultural en Bolivia, criminalizando y quitando libertades a todos los ciudadanos que se oponen al régimen.

Lo que nos debe llamar la atención es el nulo trabajo parlamentario. Nuestros representantes han olvidado que la Asamblea Legislativa Plurinacional, más allá de ser una máquina creadora de leyes a favor del régimen, es un lugar de debate y diálogo. Ya a mediados del siglo XX, Manuel Rigoberto Paredes afirmaba, en Política parlamentaria en Bolivia: «La ineptitud intelectual constituye en política una gran cualidad». Esto podemos evidenciarlo en la actualidad.

Nuestros legisladores, del oficialismo y de la oposición, no tienen ningún tipo de sonrojo, ya que al momento de tratar el Código del Sistema Penal desconocieron la existencia de la bioética y de sus cuatro principios: autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia. Estos principios son parte de la profesión médica y son negados por el Código creado por nuestros congresistas. Ante su ineptitud, los profesionales en diferentes áreas y el gremio del transporte parecen sumarse a las medidas tomadas por los galenos. Los errores de nuestros parlamentarios deben encontrar lamentablemente soluciones en las calles.

Jorge Roberto Márquez Meruvia | @JRMarquezM Politólogo. Director de Gaceta Hoy y columnista de opinión de El Día y Los Tiempos, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

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